martes, 26 de enero de 2010
El dinero como medida de todo poder.
Siendo evidente que el dinero es un medio de cambio de poder. A la sazón todos los seres humanos trasforman su fuerza trabajadora en dinero y se convierten en productores de bienes y servicios para obtener patrimonios dinerarios.
Según las relaciones de poder, se hace patente que los poseedores de dineros pierden poder en una magnitud directamente proporcional a la merma de sus patrimonios.
Todo aquel que pierde poder es engullido por alguien más poderoso. Esto causa que los poseedores de dineros nunca acepten disminuir sus patrimonios y perder poder.
Siendo la ambición y el ansia de poder una de las motivaciones más profundas del ser humano.
Entonces los poseedores de dineros nunca aceptarán disminuir sus capitales, es mas sus decisiones siempre estarán encaminadas a incrementar sus patrimonios.
Es por ello que en todo tratamiento de dinero se evidencia la ley del rendimiento máximo y continuo del capital con el menor esfuerzo de riesgo.
Esta ley indica que todo rédito ha de ser un beneficio renovable que rinde un capital, por lo que el rendimiento que exigen los poseedores de dinero a sus caudales ha de ser continuo.
Esta ley indica que los poseedores de dineros, particulares y empresas han de obtener crecimientos continuos en sus réditos.
Los dineros que no crecen se gastan en bienes no comercializables o se deprecian, disminuyendo los patrimonios y la magnitud de poder de los poseedores de dineros.
Así pues en toda observación de las luchas por el poder se evidencia la ley del crecimiento del poder individual por el desposeimiento del poder a los ajenos.
Esto implica que el decrecimiento del poder individual es debido al incremento del poder ajeno.
Como último corolario sucede que el individuo aspirante a mantener el poder permanente, ha de hacerse con el máximo de poder ajeno durante la duración de su vida activa.
Esta ley hace que los individuos productores que transforman su fuerza de trabajo en dinero, se conviertan en ahorradores o capitalistas, al tratar de incrementar sus patrimonios más allá de sus posibilidades productivas.
Ello a su vez evidencia la continua carrera furibunda de mutua competición entre ahorradores capitalistas para incrementar sus patrimonios.
Los réditos han de ser superiores a la media del mercado porque si no el poseedor de dinero al presenciar que “alguien va a crecer más que él” entenderá que está perdiendo poder.
Siendo evidente que todo trabajo por adquirir poder y obtener incrementos de riqueza implica esforzarse por asumir riesgos. Se hace patente la ley de la tendencia a obtener incrementos de patrimonios propios con inversiones más arriesgadas cuyos esfuerzos en resistir la inseguridad son decrecientes y son asumidos por terceros individuales o prestadores de dineros.
Porque todo riesgo implica un esfuerzo que se aminora según el crecimiento del rendimiento esperado.
Esto quiere decir que el esfuerzo de riesgo a una inversión con una expectativa del 5% es de diez unidades de esfuerzo, para una inversión con una expectativa del 10% es de doce unidades de esfuerzo.
Así pues el incremento de los riesgos supone menores incrementos de los esfuerzos de inseguridad.
Todo riesgo individual se aminora si es compartido por varios.
Así que el individuo capitalista se convierte en acrecentador de sus patrimonios apoderándose de cierta cifra de beneficios, a través de sus comisiones al incrementar patrimonios ajenos, teniendo menos sensación de riesgo al aventurar el dinero de un tercero, y esto se hace por medio de la banca y las empresas intermediadotas de dineros.
Las empresas comercializadoras de dineros líquidos o dineros por venir invierten con frecuencia de forma imprudente, porque tienen menos sensación de riesgo al aventurar un dinero tomado a crédito, bien de ahorradores o de la banca o sus semejantes.
Los sistemas decisionales se fatigan y se hacen imprudentes al tomar con mucha frecuencia determinaciones que suponen un esfuerzo por asumir riesgos.
Uno de las nociones aportadas por las neurociencias es la reactancia de los circuitos neuronales a los múltiples recorridos de un mismo mensaje por una misma red de neuronas.
Esto quiere decir que si un individuo disfruta comiendo pollo todos los días llegará un día en que lo detestará, al haber recorrido muchas veces el mensaje de satisfacción del sabor a pollo por el mismo circuito neuronal placentero, produciendo una energía resistente en el mismo circuito, la cual impide que circule el mensaje de sabor a pollo.
Aplicada esta noción neurocientífica a los circuitos de toma de decisiones en los ámbitos de las organizaciones comercializadoras de dineros, por causa de su fatiga decisional han disminuido significativamente la dispersión prudente de sus negocios y sus riesgos, concentrándose en pocos productos con altas tasas de beneficios y riesgos.
Tal es el caso de la banca española que en los días previos a la crisis económica del 2009 había concentrado sus riesgos en fusiones de compañías eléctricas, en aglutinamientos de empresas inmobiliarias y en negocios hipotecarios con alto riesgo.
Así pues en los últimos veinte años se ha ejecutado la ley de la tendencia a obtener incrementos de patrimonios propios, con inversiones más arriesgadas, cuyos esfuerzos de inseguridad son decrecientes y son asumidos por terceros individuales o prestadores de dineros.
Sucediendo que todo individuo trabajador productor se ha convertido en ahorrador capitalista.
Y posteriormente se ha transformado en comisionista de inversiones a terceros.
En las últimas dos décadas toda la comunidad inversora ha adoptado graves estrategias.
En una primera fase de globalización de mercados se han obtenido grandes crecimientos en los beneficios y riesgos, al estar impelidos a aceptar incrementos patrimoniales con no mucho aumento de sus esfuerzos de riesgos y al compartir riesgos.
En los últimos cuatro lustros toda la comunidad inversora en una segunda fase iniciada con la creación de la moneda única en la comunidad europea, ha concentrado sus riesgos en pocos productos con muchos beneficios y con muchos riesgos todo ello debido a la fatiga decisional.
La ley del rendimiento máximo y continuo del capital y la ley del crecimiento del poder individual por el desposeimiento del poder a los ajenos.
Han causado que el ahorrador desprecie las inversiones en investigación e innovación, por tener menos cifra de interés que la media del mercado
Han propiciado que la banca junto con las empresas comercializadoras de dinero hayan prestado más de lo que sus patrimonios líquidos se lo permitían, endeudándose imprudentemente con otras entidades financieras.
La banca junto con las empresas comercializadoras de dinero han concentrado sus riesgos en pocas operaciones por la fatiga de sus redes neuronales decisorias.
Según las relaciones de poder, se hace patente que los poseedores de dineros pierden poder en una magnitud directamente proporcional a la merma de sus patrimonios.
Todo aquel que pierde poder es engullido por alguien más poderoso. Esto causa que los poseedores de dineros nunca acepten disminuir sus patrimonios y perder poder.
Siendo la ambición y el ansia de poder una de las motivaciones más profundas del ser humano.
Entonces los poseedores de dineros nunca aceptarán disminuir sus capitales, es mas sus decisiones siempre estarán encaminadas a incrementar sus patrimonios.
Es por ello que en todo tratamiento de dinero se evidencia la ley del rendimiento máximo y continuo del capital con el menor esfuerzo de riesgo.
Esta ley indica que todo rédito ha de ser un beneficio renovable que rinde un capital, por lo que el rendimiento que exigen los poseedores de dinero a sus caudales ha de ser continuo.
Esta ley indica que los poseedores de dineros, particulares y empresas han de obtener crecimientos continuos en sus réditos.
Los dineros que no crecen se gastan en bienes no comercializables o se deprecian, disminuyendo los patrimonios y la magnitud de poder de los poseedores de dineros.
Así pues en toda observación de las luchas por el poder se evidencia la ley del crecimiento del poder individual por el desposeimiento del poder a los ajenos.
Esto implica que el decrecimiento del poder individual es debido al incremento del poder ajeno.
Como último corolario sucede que el individuo aspirante a mantener el poder permanente, ha de hacerse con el máximo de poder ajeno durante la duración de su vida activa.
Esta ley hace que los individuos productores que transforman su fuerza de trabajo en dinero, se conviertan en ahorradores o capitalistas, al tratar de incrementar sus patrimonios más allá de sus posibilidades productivas.
Ello a su vez evidencia la continua carrera furibunda de mutua competición entre ahorradores capitalistas para incrementar sus patrimonios.
Los réditos han de ser superiores a la media del mercado porque si no el poseedor de dinero al presenciar que “alguien va a crecer más que él” entenderá que está perdiendo poder.
Siendo evidente que todo trabajo por adquirir poder y obtener incrementos de riqueza implica esforzarse por asumir riesgos. Se hace patente la ley de la tendencia a obtener incrementos de patrimonios propios con inversiones más arriesgadas cuyos esfuerzos en resistir la inseguridad son decrecientes y son asumidos por terceros individuales o prestadores de dineros.
Porque todo riesgo implica un esfuerzo que se aminora según el crecimiento del rendimiento esperado.
Esto quiere decir que el esfuerzo de riesgo a una inversión con una expectativa del 5% es de diez unidades de esfuerzo, para una inversión con una expectativa del 10% es de doce unidades de esfuerzo.
Así pues el incremento de los riesgos supone menores incrementos de los esfuerzos de inseguridad.
Todo riesgo individual se aminora si es compartido por varios.
Así que el individuo capitalista se convierte en acrecentador de sus patrimonios apoderándose de cierta cifra de beneficios, a través de sus comisiones al incrementar patrimonios ajenos, teniendo menos sensación de riesgo al aventurar el dinero de un tercero, y esto se hace por medio de la banca y las empresas intermediadotas de dineros.
Las empresas comercializadoras de dineros líquidos o dineros por venir invierten con frecuencia de forma imprudente, porque tienen menos sensación de riesgo al aventurar un dinero tomado a crédito, bien de ahorradores o de la banca o sus semejantes.
Los sistemas decisionales se fatigan y se hacen imprudentes al tomar con mucha frecuencia determinaciones que suponen un esfuerzo por asumir riesgos.
Uno de las nociones aportadas por las neurociencias es la reactancia de los circuitos neuronales a los múltiples recorridos de un mismo mensaje por una misma red de neuronas.
Esto quiere decir que si un individuo disfruta comiendo pollo todos los días llegará un día en que lo detestará, al haber recorrido muchas veces el mensaje de satisfacción del sabor a pollo por el mismo circuito neuronal placentero, produciendo una energía resistente en el mismo circuito, la cual impide que circule el mensaje de sabor a pollo.
Aplicada esta noción neurocientífica a los circuitos de toma de decisiones en los ámbitos de las organizaciones comercializadoras de dineros, por causa de su fatiga decisional han disminuido significativamente la dispersión prudente de sus negocios y sus riesgos, concentrándose en pocos productos con altas tasas de beneficios y riesgos.
Tal es el caso de la banca española que en los días previos a la crisis económica del 2009 había concentrado sus riesgos en fusiones de compañías eléctricas, en aglutinamientos de empresas inmobiliarias y en negocios hipotecarios con alto riesgo.
Así pues en los últimos veinte años se ha ejecutado la ley de la tendencia a obtener incrementos de patrimonios propios, con inversiones más arriesgadas, cuyos esfuerzos de inseguridad son decrecientes y son asumidos por terceros individuales o prestadores de dineros.
Sucediendo que todo individuo trabajador productor se ha convertido en ahorrador capitalista.
Y posteriormente se ha transformado en comisionista de inversiones a terceros.
En las últimas dos décadas toda la comunidad inversora ha adoptado graves estrategias.
En una primera fase de globalización de mercados se han obtenido grandes crecimientos en los beneficios y riesgos, al estar impelidos a aceptar incrementos patrimoniales con no mucho aumento de sus esfuerzos de riesgos y al compartir riesgos.
En los últimos cuatro lustros toda la comunidad inversora en una segunda fase iniciada con la creación de la moneda única en la comunidad europea, ha concentrado sus riesgos en pocos productos con muchos beneficios y con muchos riesgos todo ello debido a la fatiga decisional.
La ley del rendimiento máximo y continuo del capital y la ley del crecimiento del poder individual por el desposeimiento del poder a los ajenos.
Han causado que el ahorrador desprecie las inversiones en investigación e innovación, por tener menos cifra de interés que la media del mercado
Han propiciado que la banca junto con las empresas comercializadoras de dinero hayan prestado más de lo que sus patrimonios líquidos se lo permitían, endeudándose imprudentemente con otras entidades financieras.
La banca junto con las empresas comercializadoras de dinero han concentrado sus riesgos en pocas operaciones por la fatiga de sus redes neuronales decisorias.
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la cage aux follies
Fuera de nuestro camino, señoritas.
Durante el verano, riquezaypoder.blogspot.com disfrutará de su abundancia, diligente, en Punta del Este. En principio las nucas de los subversivos que cortan los puentes de Gualeguaychú resplandecen desde la altura del avión privado. Falta Evangelina Carrozo, la enemiga de cualquier papelera. Que no fabrique papel para billetes.
¿Cómo estará la oferta en La Brava? ¿Qué renovaciones tendrá La Barra? ¿Será cierto que un famoso model manager porteño acaba de componer 4 barracas con aire acondicionado, sauna, plasmas de inmensas pulgadas y play-room para su novísimo staff de modelos masculinos? ¿Habrá posibilidades de conocer las instalaciones en persona y pasearse por entre los deliciosos ejemplares esgrimiendo el nuevo abanico de seda y la nueva boquilla de marfil?
En principio, se confirma la teoría de la contigüidad rioplatense. Se acerca el 30 de enero, la fecha incendiaria, y mientras en Buenos Aires no hay recitales posibles de rock (excepto para Malosetti, en La Trastienda telermaniana), en Uruguay acaban de suspender todos los conciertos de fin de año. Cuando aquí se estornuda, allí se resfrían.
Au revoir, Buenos Aires. Te abandonamos sólo para volver.
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jueves, 21 de enero de 2010
¿Riqueza o poder? ¿Qué es más importante?
Muchos entran al mundo de los negocios con ánimos de lucro. Otros, prefieren el poder. La preferencia de cada empresario puede marcar el destino de su proyecto...
Ya desde la época de Adam Smith sabemos que el ansia de lucro es una de las motivaciones fundamentales del empresario. No es casualidad que las revistas Forbes y Fortune lleven años elaborando rankings de los hombres más ricos de la Tierra.Sin embargo, pocos llegan a ser Bill Gates, Steve Jobs o Jeff Bezos. De hecho, las estadísticas indican que, en conjunto, los entrepreneurs no ganan más dinero del que ganarían trabajando como empleados. Y ni hablar de los riesgos que corren en el proceso. Entonces, ¿qué sentido tiene fundar una empresa si el objetivo fuera sólo el éxito financiero?Según el artículo Rich or Royal: What Do Founders Want? de Harvard Business School, no todo se trata de dinero. Según el profesor de Entrepreneurship de Harvard, Noam Wasserman, en cada empresario subyacen dos motivaciones fundamentales: riqueza y poder. ¿Son compatibles? Veamos...Usted ha fundado una empresa relativamente exitosa. Está ganando dinero (aunque no demasiado). Ahora, llega el momento de decidir sobre el futuro: ¿seguir en la misma situación o expandirse?Si elige expandirse, tendrá que buscar inversores. Y ellos le exigirán acciones y poder de decisión. Así, la única forma que usted tiene para acercarse a la riqueza es cediendo parte del control de su proyecto.Este es, según Wasserman, el gran conflicto que enfrentan los entrepreneurs en momentos clave de su aventura corporativa. A la hora de decidir sobre la estrategia futura, se les presenta la disyuntiva: ¿sigo solo o busco inversores? Seguir solo es mantener el poder sacrificando riqueza. Buscar inversores es perseguir la riqueza cediendo poder.A la hora de tomar esta decisión, señala Wasserman, las características psicológicas del entrepreneur son clave.Si a usted lo impulsa el ansia de riqueza, hará el trato con los inversores sin preocuparse por perder parte del control. Pero si a usted lo motiva el poder, seguramente elegirá un crecimiento menor para preservar el control de su compañía.De esta forma, señala la investigación de Harvard, en muchos casos las motivaciones psicológicas del entrepreneur impactan fuertemente en el curso que tomará la empresa.Sólo unos pocos privilegiados como Larry Ellison (Oracle), Marc Benioff (SalesForce.com) y Phil Knight (Nike) se han quedado con el pan y la torta.Sin embargo, para el común de los mortales, existe un inevitable trade-off: ¿ser el indiscutible número uno de una compañía relativamente pequeña o compartir el poder sobre un proyecto más grande? En definitiva, ¿cuál es su verdadera motivación? ¿Riqueza o poder?
Ya desde la época de Adam Smith sabemos que el ansia de lucro es una de las motivaciones fundamentales del empresario. No es casualidad que las revistas Forbes y Fortune lleven años elaborando rankings de los hombres más ricos de la Tierra.Sin embargo, pocos llegan a ser Bill Gates, Steve Jobs o Jeff Bezos. De hecho, las estadísticas indican que, en conjunto, los entrepreneurs no ganan más dinero del que ganarían trabajando como empleados. Y ni hablar de los riesgos que corren en el proceso. Entonces, ¿qué sentido tiene fundar una empresa si el objetivo fuera sólo el éxito financiero?Según el artículo Rich or Royal: What Do Founders Want? de Harvard Business School, no todo se trata de dinero. Según el profesor de Entrepreneurship de Harvard, Noam Wasserman, en cada empresario subyacen dos motivaciones fundamentales: riqueza y poder. ¿Son compatibles? Veamos...Usted ha fundado una empresa relativamente exitosa. Está ganando dinero (aunque no demasiado). Ahora, llega el momento de decidir sobre el futuro: ¿seguir en la misma situación o expandirse?Si elige expandirse, tendrá que buscar inversores. Y ellos le exigirán acciones y poder de decisión. Así, la única forma que usted tiene para acercarse a la riqueza es cediendo parte del control de su proyecto.Este es, según Wasserman, el gran conflicto que enfrentan los entrepreneurs en momentos clave de su aventura corporativa. A la hora de decidir sobre la estrategia futura, se les presenta la disyuntiva: ¿sigo solo o busco inversores? Seguir solo es mantener el poder sacrificando riqueza. Buscar inversores es perseguir la riqueza cediendo poder.A la hora de tomar esta decisión, señala Wasserman, las características psicológicas del entrepreneur son clave.Si a usted lo impulsa el ansia de riqueza, hará el trato con los inversores sin preocuparse por perder parte del control. Pero si a usted lo motiva el poder, seguramente elegirá un crecimiento menor para preservar el control de su compañía.De esta forma, señala la investigación de Harvard, en muchos casos las motivaciones psicológicas del entrepreneur impactan fuertemente en el curso que tomará la empresa.Sólo unos pocos privilegiados como Larry Ellison (Oracle), Marc Benioff (SalesForce.com) y Phil Knight (Nike) se han quedado con el pan y la torta.Sin embargo, para el común de los mortales, existe un inevitable trade-off: ¿ser el indiscutible número uno de una compañía relativamente pequeña o compartir el poder sobre un proyecto más grande? En definitiva, ¿cuál es su verdadera motivación? ¿Riqueza o poder?
Una vez le preguntaron a Amalia Lacroze de Fortabat qué era más importante para ella, si el dinero o el poder. Dijo que el poder, el dinero es su consecuencia. Poder es la capacidad de influir sobre otros y se construye; es un proceso que tiene sus bases y sus fuentes. Dinero es un recurso que se consigue fundamentalmente utilizando el poder. Hay quien tiene mucho dinero y hace desastres con él y hay quien maneja relativamente poco dinero - en función de la envergadura del proyecto - y hace milagros. De modo que creo que conservar una cuota relativa de poder en una empresa es una estrategia muy adecuada, siempre que se sepa administrar con sagacidad. Dinero o poder no es una alternativa sagaz ya que ninguna disyuntiva es integradora y ambos extremos - dinero y poder- son igualmente necesarios.
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